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sábado, 19 de junio de 2010

Querido Saramago:

¿Te acuerdas de aquel calor abrasador? Imposible despegárselo del recuerdo y de la piel, ¿verdad? Potes en verano siempre es caluroso. Celada solía decirnos que Potes tiene un micro-clima, como si pasaras de Cantabria a África en verano y a Siberia en invierno.

Apenas sé qué día de la semana era, ni tampoco qué hora. El microbús tardó bastante en llegar desde Santander, éramos poquitos, eso sí, pero las curvas del desfiladero se hicieron eternas.

Y después del golpe de calor estabas tú, presidiendo aquella mesa en una iglesia reconvertida en sala de conferencias. Me pareciste mayor, distante. Nada más lejos de la verdad.

¿Te acuerdas de aquella tía de la primera fila, la cultísima señora que había estudiado Historia del Arte, o algo así, y que te abrasó a preguntas? Aún me sonrío al pensarte. Llegó un momento que me fue imposible seguir apuntando todas las verdades que salían de tu boca. Qué hombre tan sabio, pensé.

Sigo guardando aquel cuadernito que me regalaron para apuntar tus palabras, que hoy están en mi memoria más presentes que nunca. Qué risa escucharte hablar de la religión. Fue toda una delicia, un honor poder haber bebido de tus pensamientos, Saramago.

Debiste morir justo, justo cuando reencontré un archivo perdido en el ordenador llamado "Caín", que tengo pendiente de leer. Quizá un poco antes, o un poco después, pero no creo que mucho. Pero es lo que ocurre con quien va dejando sus palabras tras de sí, que por mucho tiempo que pase, verba volant, scripta manent.

Qué pena no haberme levantado y haberte dicho en aquella ocasión: Qué grande eres, Saramago.

viernes, 28 de mayo de 2010

...cucú!


lunes, 4 de enero de 2010

Queridos Reyes Magos:


Este año sólo quiero una radio para la cocina y la colonia de Las Tres Mellizas.

Pero si encontráis en el saco una bici verde (azul o roja también me vale) o una cámara de fotos así baratita (porque la Wii ya sería un lujazo)... no sé, la podéis dejar caer así como quien no quiere la cosa. Mi hermano me ha dicho que no quiere nada, como mucho dejadle unos calcetines.

¡Ah! Por cierto, esa noche llegaré algo tarde, así que casi mejor me lo enviáis en la remesa matinal.

Os quiere,

Zanahoria*

PD: Lo de la paz para el mundo que os pedí hará cosa de diez años se os ha debido extraviar, si por casualidad os queda en stock, mandadme una por Seur o algo.

jueves, 31 de diciembre de 2009

¡Feliz año nuevo!

... ¡y los que nos quedan!

martes, 3 de noviembre de 2009

Como los ojos del Guadiana


Ahora sí, ahora no.

Definitivamente, mi portátil cascó. Ayer llegó el recambio: el ordenador viejo del pueblo, mi pequeñín, una reliquia del pasado. Y fíjense ustedes cómo será el asunto, que estoy tan desintoxicada de las tecnologías cibernéticas que ni lo he tocado. Por no tener, no tiene casi ni memoria, ni grabador de CD o DVD, ni entradas USB, ni Wi-fi, ni todas esas moderneces a las que ya estamos acostumbrados. ¡Pero me encanta! Tampoco necesito más, he aprendido que no es tan importante. Y me hacía falta, no lo negaré. ¡Tantas horas perdidas!

Así que, como ven, estoy toda feliz con mi chatarrilla.

Por lo demás, sigo apareciendo y desapareciendo. Aprovecho mejor el tiempo, pero aun así este año va a costarme sudor y lágrimas. El curso que viene lo tengo reservado para la aventura Erasmus, que, aunque a veces me asusta, me llama con intensidad desmedida. Me atrae, me insiste. No veo la hora de retarme y abandonarme al futuro. ¡Ilusión!

¡Adelante! A veces desaparecer y volver a aparecer... te hace verlo todo más claro. Sea.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Corre, que te pillo

Que si léete esto, que si léete también esto otro.
Traduce, pasa apuntes, saca libros, devuelve libros, multa por tardona,
come a toda prisa, reunión, Sala de Alumnos,
mira el horario en la libreta (¿por qué no tendré una agenda en condiciones?),
película a las 8, espera al bus, anda, corre, vuela, no llegas, no llegas, quiero una bicicleta,
¿dónde está mi paraguas?, qué asco de lluvia, la ropa tendida, friega cacharros, limpia el baño,
recoge eso que tiraste ahí ayer, ¡el correo!, a buscar el paquete,
haz la matrícula, cambia la matrícula, paga, no, espera que eres becaria,
búscalo en Conserjería, a mí no me cuentes, bocata de pollo,
¿hablas alemán?, ¿quedamos?,
¡me voy!.

martes, 29 de septiembre de 2009

R.I.P.
Ordenador muerto


Dios...

viernes, 18 de septiembre de 2009

Adiós, no


Solamente hasta luego. Porque, incluso aunque la despedida sea para siempre, es más fácil pensar que no, que los volverás a ver, más pronto o más tarde. Que sólo es cuestión de tiempo.

No es que la esperanza sea lo último que se pierde. Yo creo que ni nos planteamos perderla, al menos yo. Es esa pequeña chispa que luce al final y que nos guía, pensando que al final, un día de éstos, llegaremos hasta ella, hasta la meta, hasta los sueños, y habremos llegado al final del camino.

Pero no, nunca es el final del camino, por qué establecer un final si lo bonito es ir contemplando el camino. Eso es la esperanza. El beso en la comisura de los labios.

Nunca he tenido fe, ni he sentido nunca la necesidad de tenerla. Me gustan las cosas tal y como son, sin metáforas de la vida. Sin embargo, creo que he descubierto que sí tengo fe en algo: en la esperanza. Como todo, es algo que lleva tiempo. No se consigue de un día para otro. Hay que aprender, observar, diferenciar lo susceptible de esperanza de lo que no lo es.

No se trata de tenerla porque sí. No. Es más sutil, más mental. Muchas veces, las cosas nos salen bien solamente porque pensamos que nos van a salir bien. Si todo fuera tan fácil, todo el mundo sería feliz, claro, pero la cosa es que no es fácil tener confianza en que algo saldrá bien. Tengo unas cuantas anécdotas curiosas, que quizá algún día cuente, de lo esperanzadoras que se tornan las cosas cuando las miras con el ojo bueno.

Así que, ¿por qué decir adiós? No, no, no. Nos estaremos esperando, en algún recodo del camino, como se suele decir. Gastamos menos energía y esfuerzo en buscar que en desesperarse porque no encontramos.

Porque los amigos que hallamos, los de verdad, siempre tendrán un hueco para nosotros en el sofá de sus nostalgias. Y, si somos afortunados... también en el de sus esperanzas.

El cuadro, obra del pintor español Álvaro Reja, se titula "La despedida".

martes, 15 de septiembre de 2009

Pentagramas de verano


Así como Madrid siempre cantará al ritmo de Huecco, Ollendorf siempre sonará a Black Eyed Peas, a Shinedown, a Radio Top Forty y a risas y a historias de personas que ya no existen, alrededor de un fuego de campamento.

Suances me suena a Shakira, a aullidos jocosos por la ventana del coche parado, esperando al relevo en la estación de Mortera. Y en Llanes resonará siempre la lluvia sobre la tienda de campaña, hora tras hora. En Barro canta la Durcal con Joaquín Sabina, aunque sólo nos dieron las 9. El autostop suena a tensión, a Melendi y a hospitalidad de Peñafiel, provincia de Valladolid.

Paula suena a Macaco.
Aída suena a Shakira.
César y Paleo suenan a sidra y campurrianas.
Katarina suena a Metallica.
Rafa suena a Pitbull.
Stefan suena a tabaco de liar y frases inconexas.
Aleksandra suena a Carmina Burana.
Peter suena a Camino de Santiago bajo la lluvia.
Jorge suena a trompicones, a través del teléfono alemán de Stefan.
Horsti y Borsti suenan a gruñidos y saludos desde la pocilga.
Carlos suena a preguntas y a coca-cola.

Y yo me pregunto...

¿A qué suena uno cuando se le van los sonidos?


Foto: Órgano de la iglesia de Ollendorf, Alemania.

miércoles, 22 de julio de 2009

Cerrado por vacaciones

Toca descansar, pensar, reflexionar, soñar, mirar, descubrir.
Asomada a la ventana.
Y ver, tocar, reír, llorar, añorar, hablar, recordar, redescubrir, luchar, reencontrar.
Disfrutar.

Felices vacaciones.
Nos vemos en septiembre. O en octubre.
O en algún recodo del camino.
Foto: Yirko
Modelo: Zanahoria