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sábado, 24 de enero de 2009

La espera


A esas horas, la calle estaba casi desierta.
Las luces de las farolas brillaban tenuemente.
El viento se lamentaba por las esquinas.
Los árboles danzaban un extraño baile.
A esas horas, todo gemía.

Incluso ella, apostillada la barbilla en el frío alféizar de la ventana, gemía sin darse cuenta.
Sus ojos brillaban tenuemente.
Su alma se lamentaba por su suerte.
Sus dientes helados danzaban en un extraño castañeteo.
A esas horas, seguía esperando el día.

3 imaginan conmigo:

alfonso dijo...

Y hoy resoplando a 237,78 km/h

Sus ojos brillaban por crisálidas de lágrimas que pugnaban por no asomar a la ventana de la desesperanza.
Mañana sería otro día en el que los dientes dientes helados danzarían con unos besos.

Eso, besos
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Anónimo dijo...

Eso, ñoco, como dicen por ahi....."mañana será otro día y verá la tonta los esparragos"....

Besos para la zanahoria....

Sabi. dijo...

Añoranza?

El día siempre acaba llegando.
Los lamentos del viento (y de lo que no es el viento) acaban terminando.

Y que sus ojos vuelvan a brillar como siempre. Por favor.

Suerte para las dos! como tú has dicho! jaja Nos vemos mañana =)