Sábado por la tarde. Lloviendo sin parar. Viento.
Día cabañero, que diría mi abuelo.
Sin nada que hacer, excepto estudiar para el examen de la semana que viene... y claro, eso siempre puede esperar. ¿Y qué se hace en las tardes lluviosas de sábado? Se ve la peli de turno, se lee en el sofá con la manta de cuadros, se llama a algún amigo lejano... o se hacen tortitas. La receta, olvidada tiempo ha, tuve que pedírsela a mi padre por teléfono. Milagrosamente, había de todo en casa y no hubo necesidad de bajar al súper a comprar nada (y de todas formas, con la que estaba cayendo, hubiera preferido ponerle hasta mostaza con tal de no bajar).
La receta al final no sirvió de mucho, dada la imaginación que le echó el cocinero... y gracias a lo cual salieron para chuparse los dedos. Me parece a mí que el secreto fue echarles azúcar y canela... mmm. En resumidas cuentas... toda una delicia crepuscular. Si es que ya lo dice él, con cariño todo sale mejor. :) Y con chocolate y mermelada, y buena compañía, me da a mí que más todavía!
Tortitas para una tarde lluviosa de sábado/domingo:
- 1/4 l. de leche
- 1/4 kg. de harina de trigo
- 2 cucharadas de mantequilla (ablandada)
- 1 cucharadita de levadura
- 1 pizca de sal
- Azúcar a discreción
- Un toque de canela
- Mucho, mucho cariño ;)
Se mezcla todo en un bol y se bate todo junto hasta que quede una masa relativamente... masa, no sé. Si está muy espesa, se echa un poco de leche. Antes de ponerlas en la sartén, se unta una cucharadita de mantequilla en el fondo para que no se pegue. Y ya está, vuelta y vuelta y al plato. Con chocolate y mermelada de fresa están buenísimas, aunque yo tengo una mejor que suelo hacer en verano: se echa un chorro de leche en la tortita, después se exprime un poco de limón encima, se echa azúcar y se mezcla todo. Delicioso.
Ah! Y lo más importante... ponedle muuuuucho cariño, y sabrá inmejorable! Que aproveche! ;)