Tenía tantas ilusiones, tantas ambiciones ambicionaba su pecho.
La vida pendía de un hilo. La esperanza temblaba, el alma sufría.
No sabía cómo explicar.
Sonaba un extraño tintinear de campanas. ¿Se acababa?
El murmullo se extendía por sus venas. ¿Era aquello la muerte?
No sabía.
La soledad avanzaba. Los ojos azules se multiplicaban.
El frío. La lluvia de caramelo.
Ojos felinos, agudos, observando. Remolinos amarillos.
Despertar.
¿Era aquello la vida?
Años después, comprendió.
No hay nada sin la nada. Nada sin vida, nada sin muerte.
¿Acaso el sueño?
¿Acaso?