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martes, 29 de enero de 2008

Meme de Niah

En respuesta al meme musical que mandé hace tiempo, Niah me ha enviado éste para que lo haga yo. Así que ahí va:

1.- Coge el libro que tengas más cerca, ves a la página 18 y escribe la línea 4: "la puerta de su casa, un edificio nuevo"

2.- ¿Si estiras tu brazo derecho, que tocas?: mmm... nada, la mesa

3.- ¿Qué ha sido lo último que has visto por la televisión?: un videoclip en un canal de música

4.- Sin mirar, ¿qué hora es?: pues las siete menos veinte o así

5.- Ahora mira, ¿qué hora es?: las 18:44... casi ;)

6.- Quitando el ordenador, ¿que escuchas?: If you're not the one, de Daniel Bedingfield

7.- ¿Cuánto tiempo estuviste fuera el día que estuviste más tiempo en la calle?: ni idea...

8.- Antes de estar escribiendo en el blog, ¿qué estabas haciendo?: acababa de llegar a casa, estaba en la biblioteca

9.- ¿Qué llevas puesto ahora mismo?: un niki rojo y un pantalón

10.- ¿Soñaste ayer?: supongo... ah, sí, ya me acuerdo

11.- ¿Cuánto tiempo te estuviste riendo la última vez que te reíste?: buah, ni se sabe... me tiro horas riéndome... y luego me acuerdo y me echo a reír sola!!

12.- ¿Qué hay en las paredes de la habitación donde estás?: un armario, una estantería, mi corcho de Mafalda, un cuadro egipcio, uno de mi coral, otro con mi nombre y mi máscara de Venecia

13.- ¿Has visto alguna cosa extraña últimamente?: anda que no hay cosas raras por ahí...

14.- ¿Cuál es la última película que has visto?: 4 meses, 3 semanas y 2 días... la fui a ver anoche al cine y me dejó helada...

15.- Si fueses multimillonario de la noche al día… ¿qué comprarías?: libros, libros, libros... y me echaría unos viajecitos

16.- Alguna cosa sobre ti: pfff... que tengo dos manos, ¿eso vale?

17.- Si pudieras hacer alguna cosa en el mundo, independientemente de la política, ¿qué harías?: inventar un mundo nuevo

18.- ¿Te gusta bailar?: me encanta!

19.- ¿Qué piensas de George Bush?: que es un impresentable

20.- Imagina que, por reacción espontanea, tienes una niña; ¿como la llamarías?: jo, ahora mismo ni idea... es que en esas cosas influyen muchos factores... no lo sé, sinceramente

21.- Imagina que, en vez de tener a una niña, tienes un niño, ¿que nombre le pondrías?: jo... pues le tendría que poner Jorge...bah, qué asco... xDDD

22.- ¿Te gustaría vivir en el extranjero?: siii!!

23.- ¿Qué te gustaría que te dijese Dios cuando llegues al cielo?: no creo en Dios... y de todas formas, ya tengo asumido que iré al infierno...qué le voy a hacer...

24.- Indica el nombre de las 5 personas para hacer este meme: no se lo voy a encomendar a nadie porque es un poco bobo... si a alguien le apetece, que lo haga.

Al sur de la frontera, al oeste del sol

Esta mañana terminé el libro que estaba leyendo, principalmente porque me lo había prestado un compañero de trabajo de mi madre hacía mil años y ya era hora de que me lo leyera.
El libro se titula "Al sur de la frontera, al oeste del sol", de Haruki Murakami, ya es el segundo que me leo de este hombrecillo, el primero fue "Tokio Blues", y sigue gustándome la forma que tiene de tratar los sentimientos humanos. A pesar de ser un escritor japonés, su estilo es prácticamente occidental (estuvo dando clases en Estados Unidos y estudió Literatura, se supone que algo de influencia habrá tenido eso), lo que, por una parte, me gusta y me hace más fácil la lectura, pero también echo de menos ese estilo oriental tan difícil que tienen otros autores japoneses (como Yukio Mishima, de "El marino que perdió la gracia del mar", un libro mucho más denso, especial y difícil de entender desde una mirada de la literatura occidental).
La temática es prácticamente la misma que en "Tokio Blues". Ambos hablan de amores desafortunados, de universitarios, de amor, de infidelidad, de pasión y de mentiras. Y de jazz. La música tiene un lugar muy importante en las dos obras, en éste último tanto el jazz como la música clásica (maravillosos conciertos de piano de Liszt, recomendados por un buen amigo también poco antes de leer el libro), canciones que marcan una época de la vida... en fin, un revoltijo de sentimientos aderezados con música y con una mano totalmente especial para escribir.
Cualquiera de los dos libros me gustó mucho. Volveré a leer a este hombrecillo. Lo siguiente, "Kafka en la orilla".

Volver

Lo extraño que es volver a tu ciudad y sentir que ya no encajas...



Ayer bajaba de la EOI, por el camino de siempre, y fue raro, ver cómo parece que ya no estás allí, que la gente es la misma y que sin embargo tú ya no tienes cabida. Me asaltó un sentimiento de esos de rabia de niña pequeña que a veces me dan, de esos de Peter Pan en plan: ¡No quiero crecer!, pero es inevitable... esta vez porque he podido quedarme más que otras veces y he visto lo que es un lunes aquí, y hoy un martes, y sin embargo yo estoy, y no tengo que ir a clase de Latín, ni de Historia, ni de Matemáticas... todo pasa según tiene que pasar, pero yo he salido del engranaje. Extraño, no sé.

También bajaba y me acordé de mi repartidor de sonrisas... dios mío, qué habrá sido de él.

Y vi a mi profesora de la Escuela, a mis compañeros del año pasado, que no veía desde junio anterior... en fin... qué tal estás, cómo te va, dónde estudias, qué es de tu vida... y tú te sientes como la rara, la traidora que se ha ido y les ha dejado allí como si fueran un escalón menos... que no lo son, pero que lo parece. ¿Será verdad que a uno se le queda pequeña la patria? No sé, no sé...

Seré de aquí toda mi vida, también es extraño hablarles a los compañeros de allá de lo que es esto... a veces siento que vengo de un pueblo perdido en las montañas y que soy una simple provinciana en una gran ciudad, que todo me queda demasiado grande.

Supongo que estoy cambiando. Que pronto habrá un término medio entre los dos sentimientos y que seré de los dos sitios. De dos realidades unidas por un tren.

Pero cambiar es bueno, y renovarse. Variar el ciclo vital, mudar la piel y quitarse las escamas de encima. Así que nada. Seguiré sorprendiéndome de cómo he cambiado y todo ha cambiado, y adelante. A seguir cambiando... para mejor, eso sí.


P.D.: Dioss... me toca hoy la segunda parte del examen de ayer, y el oral!! Que alguien me desee suerte!! ;)

lunes, 28 de enero de 2008

Emo penguins


Recuerdos del libro de Lengua del año pasado...

sábado, 26 de enero de 2008

Mi cuarto


;) !!

Los signos del hogar


Home, sweet home.

Ayer volví a casa, y ahora ya me encuentro feliz y plena de energías en mi pequeño aposento. Qué gusto cuando uno está en casita.

Se nota en varios detalles:


  1. Que huele a tu casa
  2. Que se está calentito según entras
  3. La ducha
  4. Tu cama
  5. Tu sitio del sofá
  6. El que se pueda leer en el balcón
  7. La temperatura de la calle cuando hace sol
  8. Tu cuarto
  9. Las comidas de tu mami y tu abuela
  10. Esa tranquilidad y esa pachorra!!
Lo primero es ese olor a casita nada más entrar, la colonia de tu madre... mmm, todo huele a casa. Lo segundo, que entras y hace calorcito (obvio, aquí saben lo que es una calefacción en condiciones).

Luego ya, la cama, TU cama, ese sitio inigualable para dormir, en ningún sitio se duerme mejor que en tu colchón, entre tus sábanas y tu edredoncito de rayas. Pero claro, tanto tiempo atonta, y ahora que duermo en una cama sin paredes, al volver aquí y darme la vuelta en la cama, los leñazos son considerables, claro. Que se lo digan a mi madre, que me oyó esta noche dar porrazos a la pared y pensó que me estaba matando a cabezazos.

Y claro, la ducha, ese sitio maravilloso donde el jabón y el champú también huelen a casita... y ahora ya parece que soy un elemento más de la decoración, oliendo a casita por fin... mmm. Hogar, dulce hogar.

Tras la ducha, el pelo se seca en el balcón... porque claro, aquí tengo balcón, y se puede salir a leer al sol porque hace bueno, y se puede estar en la calle en jersey... mientras que allá tengo que salir a la calle embutida con abrigo, bufanda y a veces hasta gorra.

Y bueno, la mítica película de por la tarde vista desde tu lado del sofá, repanchigada, en calcetines y con los pies escondidos tras el cojín favorito. (Por cierto, esta tarde me he enterado de que echan "Las brujas de Eastwick" a las 4 en la cadena homónima, jeje, me toca sí o sí).

... Y estudiar en tu mesa... que, aunque sigue siendo estudiar, parece que te sientes hasta de otra manera haciéndolo. ¡Ah! Pero lo mejor de todo... ¡que me hagan la comida y no tener que hacerla yo! Ya sé, vagancia, pero... nada como las comidas de mi mami... y mañana, nada como las comidas de mi abuela... !!!

Pero lo mejor de todo es esa tranquilidad que se te queda, esa pachorra, esa sensación de vacaciones!! (Que bueno, sí que lo son, porque hasta el 18 de febrero no hay clase!!)

En fin...

Hogar, dulce hogar!!

viernes, 25 de enero de 2008

Exámenes... sniff...


Por una vez en mi vida voy a ser organizada. Quedan exactamente 18 días para el examen de Lengua, y hoy mismo voy a ponerme a repasar y a estudiar. Sí señor.


Tampoco es tanto, pero no quiero que me pille el toro (para variar), y dado que nos ofertan tres maravillosas semanas de vacaciones al contado, así sin anestesia ni nada, pues digo yo: vamos a aprovecharlo. Que pa eso están, hombre. Para estudiar o para hacer que estudiamos... pero claro, que me den la beca el año que viene depende de mis notas (como se encarga de repetirme mi padre tres o cuatro veces al día siete veces por semana, lo que viene a ser.... un peñazo, más que menos), así que esta vez la pequeña Zanahoria tendrá que ponerse a estudiar en serio y a ser una estudiante responsable y adulta. Bueno, pero a ratos, que todo seguido resulta hasta aburrido. Que un poco de risa viene bien en la vida... y hasta se estudia mejor.


La semana que viene tengo tres maravillosos exámenes, de los que no sé si podré asistir siquiera a uno... dos son en la Escuela de Idiomas en Santander, 28 y 30, de los que apenas he estudiado porque me toca hacerlo a distancia y aún no me dieron las fotocopias de clase, con suerte esta tarde llego a casa y me pongo a mirarlas... y justo en medio, día 29, examen de la asignatura de 3º... ayer pregunté y ni las polacas (las Erasmus, que se supone que son las que hacen el examen) sabían a qué hora era... así que me tocará escribir a mi profe y preguntar. Y elegir qué examen hago y cuál no, porque tanto viejecito me va a dejar turulata... :S


Pero bueno, calma, despacito y buena letra. Ya se verá. Por lo pronto, mañana me toca misa cantada con la Coral en la iglesia de al lado de mi cole de niña... espero acordarme, hace que no cantamos esa misa vida y media. No es que sea yo de misas, pero qué se le va a hacer... nobleza obliga.


Bueh....exámenes...

A por ellos, que son pocos!! ;)

miércoles, 23 de enero de 2008

Sueño



Aquel día se quedó dormida nada más llegar a casa. Un día duro. Cuando despertó, había llorado tanto que su cama flotaba en un mar de lágrimas. Vio su paraguas, se vio a sí misma aún con el traje de calle, dormida antes de poderse meter en el pijama de rayas naranjas, y se volvió a agarrar a la almohada blanca. Se quedó mirando al vacío del mar de lágrimas y tuvo frío.


Se durmió sonriendo ante el amanecer de un nuevo día.

Hablar o no hablar

"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí".
Martin Niemoeller. (Atribuido a Bertolt Brecht).

lunes, 21 de enero de 2008

Mañana

Niebla impenetrable. Son las ocho y media pasadas, mi padre ya se fue y estoy aquí sola luchando por buscar las malditas fotos para la exposición de inglés de mañana. Buen tema: Nueva York. Pero ya cansa, llevamos con el trabajito desde antes de Navidades, y yo como siempre a última hora buscándolo todo.

Ufff... mañana va a ser un día divertido, pero divertido divertido.
A las ocho ya tengo clase en la facultad, lo que tiene cogerse asignaturas de otro curso, quién me mandaría a mí... Dos horas seguidas y aburridísimas de alemán con Kathrin, Erasmus alemana. Pero ni tan mal. Mañana nos va a poner una película, y aunque tenga pinta de cine de verdulería y de poco coste (ejem... te titula "Club Las Piranjas"... ejem), al fin y al cabo es una película. Así no hay que hablar mucho. Lo típico, hoja de ejercicios con expresiones dialectales de la película, y a traducir a alemán cristiano. Ayyy...

Termino a las diez. Por si no fuera poco, a las diez y media tengo "tutoría" (vaya usted a saber) con la profesora de Lengua Española... que nos va llamando a intervalos de media hora y teóricamente nos revisa los trabajos que hemos hecho desde principio de curso... error, que NO he hecho y que me toca apechugar hoy en cuanto encuentre las malditas fotos del trabajito de marras.

Y claro, de 4 a 8 por la tarde clase normal. Divertido, va a ser divertido. Si mañana salgo viva... buah, me compro una bandeja de pasteles. O le pongo una vela a san... a san yo qué sé, al que consiga hacerme los trabajos en una mañana!! jajaja

Así que... manos a la obra. No vale quejarse. Para otra, a espabilar. Pero vamos, que no espabilaré, que la vagancia parece que es mi sombra de viaje y no aprendo ni a palos. ¡Qué se le va a hacer! Luego me estresaré, pero de momento... cuanto más me estrese, peor me saldrá todo. Así que despacio, buena letra y poco a poco. Ni que fuera el Día del Juicio Final!!! jajaja

Seguiré buscando fotos de las pizzerías de Greenwich Village...

domingo, 20 de enero de 2008

20 de enero

Y en el momento que vi tu mirada buscando mi cara,
la madrugada del 20 de enero saliendo del tren,
me pregunté que sería sin ti el resto de mi vida,
y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.
Cogí un tren que no dormía,
y vi tu cara en un cristal,
era un reflejo del sol de mediodía,
era un poema de amor para viajar.
Te perdí y no te perderé,
nunca más te dejaré.
Te busqué muy lejos de aquí,
te encontré pensando en mí.

lunes, 14 de enero de 2008

Mi tío

No se lo he dicho a más que a tres personas, pero hoy siento que necesito quitarme un poco de peso de encima, sentirme más libre y menos presionada, así que voy a hacerme una pequeña terapia literaria a ver si me lo soluciono...
El sábado por la mañana mi tío tuvo una recaída. El tío es realmente de mi padre, pero él y su mujer fueron los que le criaron, así que es como si fuera mi abuelo de toda la vida, aunque siempre le haya llamado tío. El caso es que ahora vivo en su piso, él está en una residencia a cinco minutos de aquí, ya se nota que los 92 años le pesaban, y era imposible que se desenvolviera solo. Siempre ha sido muy de salir y no volver hasta caída la noche, pero últimamente ya es innegable que tiene muchos años a sus espaldas y que las cosas cambian. El sábado, pues, me llamó mi madre y me dijo lo que pasaba... me subí a la residencia, donde ya estaban mis tíos (hermano de mi padre y su mujer), apenas tengo relación con la familia de aquí y se me hizo interminable el estar allí sola con ellos dos. Y bueno, mi tío en la cama, con tranquilizantes y oxígeno, los ojos cerrados, el dolor pintado en la cara, apenas podía pronunciar.
No nos conoció a ninguno de los tres.
Le vi realmente mal, en comparación con otras veces. Aparte, no sé qué tienen esos malditos sitios, yo creo que es ese olor extraño, que te dejan aplatanado... cuando murió mi tía estuve dos horas en el baño con unas arcadas de impresión, odio los hospitales.
Ayer subí otra vez por la mañana, que parecía que había mejorado y eso, pero nada, llegué y le habían sedado porque se había puesto agresivo, con lo que me tuve que volver a casa. La verdad es que no es una persona fácil, ni siquiera cuando está bien, es conflictivo y a veces dan ganas de mandarle a tomar por allí mismo, así que entiendo a las pobres enfermeras, la verdad.
Así que he pasado un fin de semana un poco extraño, esos sitios me dejan ausente, un poco... no sé, es un sentimiento de los que yo llamo "chof", que no tienen causa alguna pero sí efecto.
Ayer por la tarde me llamó una amiga con la que no hablaba desde hacía un montón de tiempo, y la verdad es que creo que aún no le he agradecido lo suficiente esa llamada... hay veces que una cosa así puede alegrarte un día condenado a la melancolía. Me encantan esas llamadas inesperadas.
Esta mañana me llama mi madre para decirme que esta noche ingresaron a mi tío en el hospital, y que viene mi padre para mediodía. Suena extraño, pero al menos me siento de otra manera. Con mi padre es diferente, hay alguien que esté contigo... he pasado dos días hasta nerviosa por la responsabilidad que me supone ser un familiar ya mayor de 18 años... y no me gusta, no me gusta lo que conlleva tener que tomar decisiones de ese tipo, no me veo preparada, es algo aún demasiado fuerte, pero claro, no soy quién para quejarme. Por lo menos, así sé que hay alguien a mi lado y que no voy a tener que actuar como un adulto que desde luego no soy. Y ya no es sólo interiormente, me fastidia que las enfermeras me miren mal cuando voy, que se queden quietas mirándome y que me digan, "aquí no puedes entrar", y que tenga que tragar y decir que no soy ninguna niña. Dios, lo odio, es frustrante que nunca te tomen en serio porque parece que tengas doce años. Ellas tampoco tienen la culpa, pero no es agradable que te estén prejuzgando para cada cosa propia de una persona adulta que tengas que hacer. El otro día, sin ir más lejos, me dijeron en el tren de camino a casa que cómo me dejaban viajar sola con la edad que tenía... y en fin, tienes que reírte un rato y tomártelo con humor, pero la verdad es que hay veces que es imposible, y que crispa.
Así que hoy ya me perdonaréis que no tenga nada agradable que contar (para variar, qué temporada tan optimista que llevo, dios mío), pero hay veces que se te junta todo y quejarse un poco ayuda. Así me da la sensación de que se lo estoy contando a mi diario y que ya parece que no soy yo, sino la vida de otra persona, y me resulta más fácil.
Espero que para mañana ya me haya dejado de hacer efecto el ambiente del hospital de hoy y que sea capaz de hablar de algo divertido.
Cruzaré los dedos.

domingo, 13 de enero de 2008

Meme musical

Después de mucho pensar y repensar, me he quedado con Álex Ubago para hacer el meme al que me nominó Carlota, de Haciendo Camino. Para los nominados, se trata de responder a las preguntas que vienen a continuación con las canciones de un grupo (solista también vale, ¿no?). ¡Ha costado jaja!



¿Eres hombre o mujer?: María / Reinas De La Fiesta
Descríbete: Despertar
¿Qué sienten las personas acerca de ti?: Allí Estaré
¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?: Viajar Contigo
Describe tu actual relación con tu novio(a) o pretendiente(a): ¿Sabes? / Sin Miedo A Nada
¿Dónde quieres estar ahora?: Lo Más Grande
¿Cómo eres respecto al amor?: Aunque No Te Pueda Ver
¿Cómo es tu vida?: Vuelves A Pensar
¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo?: ¿Qué Pides Tú? / Fantasía O Realidad
Escribe una cita o frase: No Te Rindas
Despídete: A Gritos de Esperanza


Y los nominados son (redoble de tambores):


Kiri-dido, de Más difícil que envolver un triciclo

Carlos, de Diario de viaje

Niah, de La cara oculta del espejo

viernes, 11 de enero de 2008

Picaportes, pasaje 4

Parece que la aldea se quedó un día deshabitada, porque todos se marcharon con los carros por aquella cambera grande que va a la marina, línea larga que en unos sitios parece que tiene tendidas inmensas piezas de sayal; y en otros, los granos de panojas que pueden moler un invierno los molinos de todos los valles, secando al sol…, y que después que el último carro traspuso la lomba, llegaron otras gentes muy mezquinas o muy pobres, silenciosas por pena o por recelo.
Siente le mendigo esa tremenda sensación de ausencias que se recuerdan con amor. Su memoria es hilandera de recuerdos algo lejanos, repiqueteando en tabla gris, en madera recia con hierro hecho cara de dragón, cruz, puño de niño, nutria.
Por el camino vienen unas niñas, comiendo con ansia unas manzanas verdes. Otras más pequeñitas van detrás, pidiendo de la fruta, gimiendo entre el polvo que levantan sus sandalias de piel de oveja. Y las otras, corren, corren hacia los altos maíces, a esconderse allí para comer en paz las manzanas verdes. Los pasos de las niñas parecen de corzas. Y el andar del pobre errabundo, paso de borriquillo al caer la tarde, de regreso de la noria. Transido de desdenes, con la cachaza de sus borceguíes, con su cínico amigo el palo de fresno y con su amante la alforja, siempre colgada de su cuello, deja atrás las casas, el gemido de las niñas pequeñas, el rumor de la fuente, que me parece a mí lloriqueo fingido de moza, saliendo de entre unas peñas, no sé de qué…
Dolor de tierra verde - Manuel Llano

Nudos

La tarde va corriendo zurrada por el viento. No puedo deshacer los nudos de mi entendimiento. Parece que el camino de mi cerebro tiene niebla, piedras grandes, hoyos, y que desde él se oyen lloros, tiros, voces sin esperanza, perros que ladran a unos ladrones. Mi pluma se descarría de su majada, de aquel campo por donde yo quisiera verla correr. Va por un rumbo de pastor que camina pensativo y el aire de otros recuerdos la llevan a un rostro amarillo, a un retablo que se quemó, a los sollozos de aquella muchacha con una carta en el oscuro regazo, a los gritos que se oyeron hace poco, aquella noche de plenilunio en lo alto de la carretera…
Y voy a sentarme a orilla del camino, a ver la gente que pasa. El arbolillo que crece debajo del nogal me da la inocente compañía, de su temblor, de sus hojas contando la mancha del aire, y de pronto vuelvo a ver al mozo ciego, el día de su regreso, flaco, pisando con miedo la calleja de su casa. Veo al padre, exiguo, con cara de santo rural soportando no sé qué martirios. Veo a una mujer que sale de una puerta, con los brazos en alto, como implorando menos castigo…
- ¡Madre, madre!
- ¡Hijo de las mis entrañas!...
Y se abrazan allí, al sol de la mitad del día, entre un susto de cinco palomas.
El padre mira al suelo, como si viera allí ojos recién saltados, ya picoteados por azores…
- ¡Madre, madre!
- ¡Hijo de las mis entrañas…! ¿Dónde están los tus luceros?...
Sollozos en las ventanas, en los balcones, en los umbrales…
¡Ay, aquella pobre moza que llegó y no supo qué decir!
¡Ay, Dios mío, aquella niña que se pone a llorar con la frente apoyada en el seno del ciego!
Dolor de tierra verde - Manuel Llano

miércoles, 9 de enero de 2008

Gritar

A veces que tienes ganas de gritar, pero te callas, te callas por no gritar. Porque no merece la pena, porque no va a servir de nada, porque te desahoga y punto, y luego... ¿qué? Luego tienes que hacer algo, que tomar una decisión, que actuar de una manera determinada, que ir a algún sitio... que elegir.
Yo creo que ese es el miedo que tenemos todos. Todo se fundamenta en nuestros miedos, en nuestros miedos más profundos. Que a veces tenemos miedo al propio miedo porque no sabemos ni lo que es tener miedo. Lo normal es tener miedo a lo que no conocemos, a lo que no hemos probado. Y como no lo hemos probado, decimos igual que la zorra a las uvas: que no están maduras.
Pero hay que ir más allá. ¿Y si no saltaras la tapia? ¿Quién te dice que más allá de la tapia no hay un sol radiante y todo lo que siempre has deseado? Pero no lo sabes, claro, y ahí surge el miedo. El rechazo.
No lo sé. La cosa es que llegas a casa... y tienes que seguir. Que no vale pararte en el camino y decir que estás cansado, o que te aburres, o que las piedras te hacen daño, o que no te gusta el camino, que estás harto de caminar o que los que caminan contigo... no lo sé.
Estoy cansada. Estoy cansada de tener que aparentar ser una persona que cuando llega a casa se desmorona, que se muestra tal cual es porque no hay nadie para juzgarla. Estoy cansada de desmoronarme, quiero... No sé, quiero tantas cosas que a veces no soy capaz de seguir una lógica.
A veces tienes, no sé, las ideas te llegan a borbotones, te estalla la cabeza de mil cosas que te gustaría decir, y otras veces tienes la sensación de que no sabes qué decir, qué hacer, te sientes estúpida y superficial. L'esprit de l'escalier.
Esa frase se utiliza para definir la situación que se da cuando te dicen algo y no sabes qué contestar, y dices una tontería cualquiera, y pasado un tiempo encuentras la contestación que te hubiera gustado decir, y dices, qué pena que no se me ocurriera en ese momento. L'esprit de l'escalier. Eso es. El espíritu de la escalera.
No sé. Hay muchas cosas que no sé, y que me gustaría saber, cosas que desconozco... y otras que conozco y estoy harta de ellas.

(Grabación número 1 a mí misma, anoche mientras pelaba patatas en la cocina... si es que la inspiración me pilla siempre en unos momentos!! jajaja)

sábado, 5 de enero de 2008

Noche de Reyes


Quizá sea tan especial porque tienes que esperar todo un año para que vuelva a ser Día de Reyes, no sé... en mi caso es todo el proceso, me encanta... tramar los regalos con mi hermano, ir a comprarlos de estrangis, ir a ver la cabalgata y esperar al final para ver a Baltasar con su anillo de luces, el que tanto me gustaba de pequeña, volver a casa, coger los zapatos limpios y ponerlos con toda la ilusión, cenar rápido e irse a la cama pronto, oír los paseos de mis padres por el pasillo cuando ya se piensan que estamos dormidos (pero nunca lo estamos) trayendo y llevando regalos, envolviendo todo lo que no está envuelto (que sí, Carlota, en mi casa también suele ser casi todo jaja), que mi hermano me despierte a media noche para ir a mirar los regalos y cavilar sobre qué pueden tener, añadir los nuestros con cuidado de no hacer ruido, volver a la cama nerviosísimos y no pegar ojo en lo que queda de noche, pensando qué tendran o no dentro los envoltorios de colores de la sala, y por fin despertarnos a las seis de la mañana (como máximo) y aburrir a nuestros padres hasta que se levantan y abrimos los regalos (el efecto secundario de levantarse a esas horas y no dormir son las correspondientes caras de sobao en todas las fotos de Reyes xDD), después nos volvemos a la cama (generalmente por orden invariable de mi madre) y a una hora prudencial (sobre las nueve o las diez) desyunamos el mítico chocolate con roscón (y claro, el que encuentra la figura paga jaja), y mi padre hace la broma de todos los años, cavilando dónde está más abultado y cortando hasta que hace como que encuentra algo duro.


No sé por qué, pero siempre se me queda ese nerviosismo de la noche de Reyes, cumpla los años que cumpla (ya dije por ahí que tengo un pequeño Peter Pan dentro), la ilusión de los regalos, de las cartas que los Reyes nos dejan y por supuesto de las tazas de leche y los bizcochos que desaparecen como por arte de magia, aunque sepa que son mis padres los que se lo zampan.

Este año, los regalos serán como de costumbre, por lo menos por parte de mi hermano y mía...
En honor al post de Santa Claus, el regalo de mi padre van a ser unos calcetines, un cornetín y una peonza, todo casero y sin gastar un duro... todo sea por las sorpresa y por echarnos unas risas, que si no es muy aburrido. Y como en principio le íbamos a regalar un libro de sudokus y una peluca, pero al final surgió esto, los sudokus serán para mi madre, aderezados con un vale para que elija una radio (no me atrevo a escoger una, con los gustos que tiene mi madre). Ah, bueno, y la segunda parte de "Mi familia y otros animales", de Gerald Durrell, para mi hermano, que lo compré esta mañana. Lo raro es que aún no tengo regalo para mí misma, ritual que suelo hacer invariablemente... no sé, ya encontraré algo.

Así que nada... ¡¡feliz noche a todos!!

viernes, 4 de enero de 2008

Melancolía, incomunicación y esperanza


Aquella tarde todo era gris. Los árboles, el parque, el cielo. Todo lo que alcanzaba a ver desde su ventana. Todo su mundo.

La abuela dormía, la tía se había encerrado en su cuarto y los hermanos pequeños jugaban en la salita de abajo. Ella había subido quedamente hasta su cuarto, en la última planta de la casa, una estancia de pequeñas proporciones con techos bajos. Había entrado, se había descalzado y se había encaramado al alféizar de la ventana, su ventana.

No había venido a buscarla, a pesar de que lo había prometido.

Llovía, y podía oír las gotas de agua chocando contra las tejas del techo de su cuarto, un singular concierto de pentagramas grises de agua. En el parque, los pájaros se habían guarecido bajo las hojas del enorme abeto que presidía la plaza de la fuente. La fuente desbordaba de agua, de agua gris. Los bancos azules también se habían tornado grises, y la estatua de la fuente, sin embargo, parecía tener un color indefinido desde su ventana. Una pareja pasó corriendo bajo un paraguas demasiado pequeño, saltando los charcos que se habían formado en el suelo y riendo entre salto y salto.

Ella oyó sus risas desde arriba. Apoyó la mano en el cristal y sintió frío. Llovía y llovía sin parar.

El viento del noreste sacudía el gran abeto donde los pájaros esperaban que la tormenta pasara, y sus hojas como agujas se mecían de un lado a otro.

Aquella ventana era su único contacto con el exterior. Desde la muerte de la madre, no se le había permitido salir de casa. Por la abuela, por la tía y por los hermanos pequeños. El padre regresaba siempre tarde a casa, sin que nadie supiera nunca adónde iba. Se iba antes del amanecer y volvía después de anochecer, cuando todos dormían. Dejaba la comida encima de la mesa de la cocina y desaparecía en su cuarto, al final del pasillo. Nunca se le oía. Ella le veía llegar a veces desde su ventana. Le veía sentarse en uno de los bancos del parque horas y horas, y luego entraba, cuando estaba seguro de que todos dormían.

Los hermanos eran demasiado pequeños y preguntaban continuamente por la madre. Ella les decía que estaba en el cielo, pero eso nunca bastaba para dos niños a los que el cielo les había arrebatado a su madre.

La tía y la abuela nunca decían nada. Se sentaban junto a la lumbre y dejaban pasar días enteros, con sus mañanas y sus tardes. Sin hablar.

Desde que la madre había muerto, no se escuchaba un solo ruido en la casa. Ni una risa, ni un susurro, ni un sollozo a media voz. Únicamente la abuela lloraba por su hija muerta. Ella la oía llorar desde su cama por las noches, cuando creía que nadie la escuchaba. A veces bajaba hasta su cuarto y se quedaba en la puerta, con una mano sobre el marco y la otra sobre la falda, sin saber si entrar o quedarse fuera. Le hubiera gustado poder abrazar a la abuela, poder decirle que no pasaba nada por llorar, que la quería. Pero nunca se atrevía, siempre se quedaba en la puerta, con una mano en el marco y la otra sobre la falda.

Pero le había prometido que vendría.

Pegó su cara a la ventana y el aliento empañó los cristales grises, salpicados de agua por fuera. No había nadie en el parque. La niebla comenzaba a extenderse por las montañas que había frente a la casa, y el cielo cada vez se volvía más y más oscuro y lleno de nubarrones.

Pensaba en nada y en todo a la vez. En la madre, en la lluvia, en los sueños rotos, en la adolescencia truncada. Casi no sabía lo que era hablar, había pasado tanto tiempo en silencio que ya todo parecía irreal, incluso aquella ventana, aquel parque, aquel abeto y aquella fuente se le antojaban productos de su imaginación.
Nunca iba a venir.


La puerta se abrió. El hermano pequeño apareció por el resquicio inferior. Ella lo miró. Tenía la cara llorosa, sucia de lagrimones, los ojos enrojecidos por las noches en vela escuchando a la abuela sollozar y viendo a hermana en la puerta con una mano sobre el marco y otra sobre la falda, sin atreverse a entrar. Bajó del alféizar y se calzó las botas sentada en la cama, muy despacio y sin dejar de mirar al hermano pequeño. Él entró poco a poco. Se acercó a la cama y se sentó junto a ella, cerca para sentir el calor que su cuerpo desprendía. Ella lo abrazó y le secó los lagrimones, le llenó el rostro de besos y y lo cogió en su regazo. Se pasaron la tarde llorando juntos, allí sentados en la cama. La abuela y la hermanita pequeña subieron y se sentaron al otro lado de la cama.

La tía les encontró a todos sonriendo.

Entrada ya la noche, mientras ella observaba de nuevo el parque desde la ventana alta de su habitación, vio dibujarse un corazón blanco en el cristal empañado de gris.


La esperanza había llegado.

Aquella noche, el padre llegó antes y besó a los hermanos dormidos, y ella no tuvo que quedarse en la puerta de la habitación de la abuela, con una mano en el marco y la otra sobre la falda

¿Alguna vez os habéis sentido así?

Ilustración: Juan Manuel Montiel 2oo7

jueves, 3 de enero de 2008

Querido Santa Claus...


Esta tarde, volviendo a casa en el coche, estaba escuchando en un programa de radio (La Ventana, de la Cadena SER) una entrevista divertidísima a Gomaespuma (pareja de cómicos) y no he podido por menos que buscar el texto entero que leyeron y colgarlo. Para empezar el año echándonos unas risas, que buena falta hacen. ¡Espero que os guste! ;)

Ah! Os dejo el link de la versión en audio, es para partirse: http://www.humano.ya.com/desireetb/gomaespuma_carta.wma


Querido Santa Claus, te extrañará que te escriba hoy 26 de diciembre, pero quiero aclarar ciertas cosas que me han ocurrido desde que te mandé mi carta, lleno de ilusiones, en las que te pedía que me trajeras una bicicleta, un tren eléctrico, una nintendo 64 y un par de patines.


Quiero comentarte Santa Claus que me maté estudiando todo el año, tanto que no sólo fui de los primeros de la clase, sino que saqué puros dieces en el cole; no te voy a engañar. No hubo nadie que se portara mejor que yo ni con sus papás, ni con sus hermanitos, ni con sus amiguitos y ni con sus vecinos.


Hacía recados SIN COBRAR, ayudaba a los viejecitos a cruzar la calle y no había nunca algo que no hiciera por mis semejantes, y sin embargo ¡¡¡QUÉ HUEVOS LOS TUYOS SANTA CLAUS!!! Es que... dejar debajo del arbolito una puta peonza, una mierda de trompeta y un maldito par de calcetines, ¡QUÉ CAGADA!.


¿Qué coño te has creído barrigudo? o sea que me porto como un imbécil todo este año para vengas con una mierda de este calibre; y no conforme con eso, el maricón del hijo de la vecina que es idiota y sin educación, malcriado, desobediente que le grita a su mamá, a ese tonto de las pelotas le trajiste de todo lo que te pidió. Por eso ahora quiero que venga un terremoto o algo así, para que nos lleve a la mierda a todos, ya que con un Santa Claus como tú, tan incompetente y falso, mejor que nos trague la tierra.


Pero eso sí, no dejes de venir el año que viene porque voy a reventar a pedradas a tus putos y sarnosos venados: Empezando por esa mierda de Rudolph que tiene nombre de homosexual. Te los voy a espantar para que tengas que joderte, caminando a pie como yo ¡cabrón!, ya que la bicicleta que te pedí era para ir al colegio, que queda a tomar por culo de casa.


¡¡¡Aaah!!! y no quisiera despedirme sin antes mentarte a la madre que te parió ¡ojalá que cuando hayas subido muy alto se te de la vuelta el puto trineo y te pegues una buena hostia por ser tan hijo puta!. Pero eso sí, te advierto que el año que viene vas a saber lo que es un niño maldito, y un poquito cabrón.


Atentamente, Nano


P.D.: La peonza, la trompeta y el par de calcetines, puedes recogerlos cuando quieras y metértelos por el culo.